Como es de esperarse, el ludismo tuvo una corta vida. En principio porque sus miembros fueron rápidamente ejecutados, pero principalmente porque los obreros comprendieron con el tiempo que sus enemigos no eran las máquinas sino los empresarios.
Pese a ser una actitud ingenua, el sentimiento ludita permanece bajo diferentes formas, ya sea en el temor a que los robots nos dominen o en la sospecha de que los e-books puedan hacer desaparecer al libro - como si el libro no fuese también tecnología. Ahora recuerdo que Sócrates veía peligro en los libros.
Este miedo bien podría existir desde que al hombre se le ocurrió utilizar herramientas. (Ahora recuerdo la escena de 2001, en la que el mono se humaniza al utilizar un hueso). Es el miedo contradictorio a que aquello que nos humaniza pueda despojarnos de nuestra humanidad, de que dejemos de leer, de escribir o que - en una fase extrema - LOS ROBOTS NOS ESCLAVICEN.
Por lo pronto, esclavos de la tecnologia ya somos
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